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Unas vistas impresionantes
Las cifras oficiales revelan que actualmente 12 millones de turistas visitan la Costa del Sol cada año. Es evidente que cada zona de la costa está dispuesta a acoger al mayor número posible de estos visitantes, pero algunas están mejor equipadas que otras. Una de ellas es Mijas Pueblo, que tiene una presencia turística muy tangible durante todo el año.
A primera vista, esto podría dibujar a Mijas como una caricatura del clásico pueblo encalado, pero el pueblo tiene mucho más que ofrecer que una imagen de postal, unas vistas impresionantes y tiendas que venden baratijas y adornos turísticos.
En un sentido arquitectónico y cultural, Mijas logra el equilibrio perfecto entre destino turístico y funcionalidad residencial. Situado justo en el interior de Fuengirola, el pueblo es muy accesible y sorprendentemente pintoresco, lo que lo hace particularmente popular entre los turistas y compradores de viviendas de mayor edad.
No es difícil entender por qué: la relajada belleza del pueblo, su clima sublime y sus magníficas vistas crean una atmósfera que se acompaña mejor con una copa de vino frío, un horizonte oscuro y los relajantes sonidos orquestales de la fauna local, haciendo un alto en el camino para pasar otro día en el paraíso.
Un silencio de otro mundo
Durante la sinuosa subida a Mijas desde Fuengirola se experimentan muchos cambios en tan solo seis kilómetros. Lo más notable es que el ajetreo y el bullicio de la costa se desvanece hasta convertirse en un zumbido lejano, mientras que el borde de la carretera da paso a afloramientos más rocosos a medida que se asciende por la ladera de uno de los numerosos picos de la Costa del Sol.
Al entrar en Mijas, la deslumbrante blancura de los edificios pálidos como el alabastro es un espectáculo impresionante, especialmente cuando el sol abrasador está en su punto más alto. Las cafeterías, bares, restaurantes y tiendas de regalos compiten por su atención, pero es la auténtica belleza del santuario religioso, encaramado en su propio pedestal rocoso, lo que primero llama la atención.
Pueblo blanco típico... con paseos en coche de caballos tradicional
Desde prácticamente todos los miradores del pueblo se puede disfrutar de unas vistas magníficas de la costa, y el silencio de la ladera de la montaña forma una barrera de sonido efectiva.
La ubicación de Mijas lo convierte en uno de los refugios de fin de semana preferidos para muchos habitantes de la costa, mientras que el corto trayecto hasta el aeropuerto lo convierte en un destino atractivo para los residentes extranjeros que buscan una zona tranquila y cómoda para comprar la casa de sus sueños bajo el sol.
Estilo de vida calmado de las calles de Mijas.
Actividades diurnas y placeres nocturnos
La riqueza cultural de Mijas es evidente desde el primer momento en que se pone un pie fuera y dentro de la efímera luz del sol. Dejando a un lado las vistas, lo cual es difícil, la belleza de Mijas reside en su encanto. Su tamaño compacto y su ubicación montañosa plantearon desafíos a los arquitectos hace muchos siglos, pero el resultado fue espectacular.
Encantadores toques tradicionales que combinan con la vida moderna
Pequeñas casas cuadradas que se aferran al paisaje como una pelusa a un jersey, creando un telón de fondo de paredes encaladas y dispersas y techos de tejas rojas, dignos de postal.
Alrededor de la plaza principal hay cafeterías con excelentes ofertas de «menú del día» que, si bien están enfocadas aparentemente a los turistas, son de gran valor y atraen a sus vecinos, residentes extranjeros y visitantes por igual. La antigua plaza de toros es una de las más cautivadoras de Andalucía, mientras que el Museo del Vino de Mijas, con sus degustaciones diarias y la oportunidad de aprender todo sobre la pequeña pero creciente industria vitivinícola de Mijas es igualmente llamativo.
Enriqueciendo las experiencias culturales
Tras la agradable degustación, un viaje a la Casa Museo es una experiencia enriquecedora, donde podrá descubrir las raíces romanas del pueblo, su pasado y su reciente auge agrícola como uno de los destinos turísticos más emblemáticos del sur de Europa. El centro comercial del pueblo cuenta con boutiques, joyerías y restaurantes, además de bancos, tiendas de alimentación y farmacias.
Para los residentes extranjeros, el Ayuntamiento tiene su propio «Departamento de Extranjeros», donde los no hispanohablantes pueden solicitar ayuda y asesoramiento en su propio idioma. Una vez que se han rellenado los papeles, que los niños se han ido a la escuela, que se ha visitado al médico local y que la compra está hecha, sentirá la llamada de los jardines de Mijas en compañía del canto de los pájaros mientras disfruta del sol agradable y de la sensación de paz que se respira.
Vida relajada en las montañas de Mijas
Para los placeres de la noche, Mijas acoge una gran variedad de festivales y eventos durante el año, música, teatro, arte, artesanía y gastronomía.
La centelleante pasarela de luces que forma la columna vertebral de la Costa del Sol brilla espectacularmente desde abajo, atrayendo a los caminantes a las impecables calles de Mijas para dar un paseo nocturno, si bien el ambiente acogedor de los numerosos bares y cafeterías que salpican el pueblo resulta irresistible, transformando su tranquilidad diurna en un ambiente más social por la noche.
La ausencia de discotecas se explica por la cercanía de Fuengirola, lo que garantiza que la diáspora de fin de semana de los más jóvenes permita disfrutar de Mijas a los que buscan una velada más tranquila y serena, en la que el vino fluya con la misma libertad que las sonrisas satisfechas.
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